Coinbase no se anda con chiquitas. El mundo de las criptomonedas lo considera el principal validador de Ethereum, con un control del 11,42% de todos los ETH apostados en marzo de 2025.
Eso supone 3,84 millones de ETH, valoradas en 6.800 millones de dólares. Con 120.000 validadores, Coinbase es el mayor operador de un único nodo de la red.

Compáralo con Lido, la mayor empresa de apuestas colectivas, que posee el 27,3% de las ETH apostadas -más de 9 millones de monedas-, pero las reparte entre varios operadores. El control concentrado de Coinbase es lo que está llamando la atención.
Por qué la descentralización pende de un hilo
Ethereum se basa en una promesa: ninguna entidad tiene la sartén por el mango. El cambio a proof-of-stake en 2022 pretendía extender el poder.
Sin embargo, la participación del 11% de Coinbase tiene a algunos llorando. Un usuario de Twitter en X declaró: “Necesitamos más validación distribuida”. Sassal, educador de Ethereum, señaló que cada uno de los operadores de Lido posee individualmente una participación mucho menor, lo que pone de relieve el papel desproporcionado de Coinbase.
¿El temor? Un actor con tanta influencia podría influir en la seguridad o la gobernanza de la red. No es una hipótesis: el 11,42% no es sólo influencia, es una parte del latido de Ethereum.
El poder de Ethereum de Coinbase
Coinbase no está de brazos cruzados. Han extendido validadores por Japón, Singapur, Irlanda, Alemania y Hong Kong.
Este movimiento pretende esquivar las interrupciones y cumplir las normas locales. También han mezclado clientes de ejecución como Nethermind y Erigon, reduciendo la dependencia de un sistema. Es un guiño a la resiliencia.

Su Informe de Rendimiento del Validador presume de una tasa de tiempo de actividad y participación del 99,75%, con cero incidentes de corte o doble firma.
Los fondos están seguros, las recompensas siguen fluyendo. Pero, ¿justifica la fiabilidad el riesgo de centralización?
El mercado está dando un visto bueno… por ahora. El reciente salto del precio de Ethereum, sincronizado con el informe de rendimiento de Coinbase, apunta a la confianza de los inversores. Un salto del 12,3% en siete días no miente. Pero el público de las criptomonedas no está vendido.
Algunos ven la participación de Coinbase como una fuerza estabilizadora mientras Ethereum madura. Otros advierten de que es una bomba de relojería para la gobernanza.
Un analista bromeó: “La transparencia es buena, pero la descentralización es mejor”. La división es real, y va en aumento.

Esta participación del 11% es una cuerda floja. La proeza de Coinbase -6.800 millones de dólares en ETH, 120.000 validadores- demuestra fortaleza.
Sin embargo, choca con el sueño descentralizado de Ethereum. El modelo de Lido, que agrupa las participaciones de los operadores, podría tentar a los usuarios que buscan el equilibrio.
La comunidad observa, se hace oír en X y más allá. Los movimientos de Coinbase para diversificarse y rendir no silencian la cuestión central:
¿Puede una entidad tener tanta influencia sin inclinar la balanza? La respuesta se está desvelando, y podría redibujar el mapa de Ethereum.