Las remesas de criptomonedas de El Salvador alcanzaron nuevos mínimos, representando menos del 1% de las entradas totales de remesas del país, según datos del Banco Central de Reserva de El Salvador recopilados por el analista JP Koning.
Esto supone un descenso significativo desde su máximo en 2021, cuando el Bitcoin (BTC) se introdujo por primera vez como moneda de curso legal bajo la presidencia de Nayib Bukele.
En diciembre de 2024, el valor total de las remesas enviadas a través de carteras digitales que admiten criptomonedas ascendió a 7,22 millones de dólares.
Esta cantidad es una fracción del volumen total de remesas del país, dominado en gran medida por los métodos tradicionales de transferencia de dinero.

Las últimas cifras ponen de manifiesto una persistente tendencia a la baja en las transferencias basadas en Bitcoin, a pesar del impulso del gobierno para una mayor adopción de BTC.
Disminución de la adopción a pesar del apoyo gubernamental
El Salvador hizo historia en septiembre de 2021 al convertirse en el primer país en adoptar Bitcoin como moneda de curso legal.
En aquel momento, había grandes expectativas de que las remesas basadas en BTC alterarían los canales tradicionales y reducirían los costes para los salvadoreños que recibían fondos del extranjero.
Sin embargo, las cifras cuentan una historia diferente. Los datos del banco central de El Salvador muestran que las remesas de criptomonedas alcanzaron su punto álgido en los meses posteriores a la aplicación de la Ley Bitcoin, pero desde entonces no han dejado de disminuir.
En cambio, las remesas totales al país superaron los 7.000 millones de dólares en 2023, y los canales tradicionales, como Western Union y MoneyGram, mantuvieron su dominio.
A pesar de la menguante adopción de Bitcoin para las remesas, El Salvador sigue siendo un centro atractivo para las empresas de criptomoneda.
Empresas de criptomonedas como Tether, Bitget y Bitfinex han ampliado su presencia en el país.
Los directivos de ambas empresas han realizado importantes inversiones inmobiliarias, reforzando su compromiso a largo plazo con el mercado salvadoreño.
Además de sus inversiones, Tether y Bitfinex se han asegurado licencias reguladoras clave, incluidas las aprobaciones para la emisión de stablecoin y el comercio de valores.
Estos movimientos se alinean con los esfuerzos más amplios de El Salvador para posicionarse como una nación favorable a las criptomonedas.
Influencia del FMI y ajustes políticos en El Salvador
Aunque el gobierno ha mantenido su postura favorable a las criptomonedas, los recientes cambios políticos indican una voluntad de equilibrar su Bitcoin con las obligaciones financieras internacionales.
Los cambios legales de El Salvador se alinean con su acuerdo con el FMI, permitiendo el acceso a una línea de crédito de 1.400 millones de dólares.
Los fondos cubrirán pagos esenciales y apoyarán los planes económicos de Bukele. El FMI ha expresado su preocupación por el impacto del Bitcoin en la estabilidad financiera.
A pesar de que Bukele minimizó las reformas, el retroceso refleja un cambio respecto al anterior enfoque pro cripto del gobierno.
En particular, el gobierno ha dejado de aceptar Bitcoin para el pago de impuestos. Esta decisión supone un alejamiento de su planteamiento inicial de integración a gran escala de BTC en la economía.
El gobierno eliminó su obligación de apoyar la infraestructura de transacciones de Bitcoin. Anteriormente, el monedero Chivo, respaldado por el Estado, era una parte clave del sistema criptográfico de El Salvador.
El ajuste refleja la creciente necesidad de alinearse con las instituciones financieras tradicionales, manteniendo al mismo tiempo la reputación de El Salvador como jurisdicción favorable a las criptomonedas.